La rosa del azafrán. Crocus sativus.

Procedente de Oriente, esta flor nos evoca exotismo, leyendas y recuerdos de los platos de la abuela. Se ha perdido una buena dosis de sabor en la cocina, debido a la baja calidad de los productos que se nos ofrecen en las tiendas y al ritmo de vida que llevamos, pero sí podemos optar a una alimentación más sana y más sabrosa con alimentos tradicionales. 

El azafrán ofrece un mundo nuevo en la cocina, permitiendo aromatizar los platos. ¿Qué es una paella o una fabada sin el azafrán?

En cuanto a cultivo, se trata de una bulbosa. Debe pasar por temperaturas extremas: calor seco en verano y frío en invierno. Clima característico de la meseta, de ahí que la zona central de la península haya sido la mayor productora.
Se siembra a principio de verano, y se cosecha a final de octubre o noviembre. Se recolectan de madrugada, para evitar que se marchite. Para conseguir un kilo de azafrán (estigmas de la flor) se necesitan unas 85.000 flores, es un duro trabajo.
Se ha empleado también con fines medicinales, por sus propiedades, persas y egipcios lo usaban como afrodisíaco, como antídoto contra los envenenamientos, estimulante digestivo y tónico para enfermedades como la disentería o el sarampión.
Algunos de sus usos más frecuentes durante la Edad Media fueron los tratamientos de infecciones respiratorias, resfriados, escarlatina, viruela, asma, hypoxia o cáncer. Además se utilizaba para regular los desórdenes sanguíneos y de insomnio, así como para mejorar o evitar parálisis, enfermedades del corazón, flatulencias, gota, hemorragias crónicas uterinas, amenorrea o defectos de visión.
Actualmente, estudios científicos han demostrado que los carotenoides que componen el azafrán pueden contener propiedades anticancerígenas, antimutágenas e inmunomoduladoras.

CULTIVO EN MACETA.
En cultivo casero, se realizará en sustrato algo arenoso, con una cantidad adecuada de materia orgánica. Se plantan los bulbos a una distancia de un palmo entre ellos, en una línea.
Cuando florece, la flor dura uno o dos días, hay que recolectar rápidamente, procurando que sea de madrugada para evitar que la flor se marchite, perdiendo calidad el azafrán.
El bulbo quedará en la tierra para la siguiente temporada, se debe eliminar las hojas que puedan haber salido a principios de primavera, cuando haya pasado el riesgo de heladas.


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